Quíen sabe nadie (Confinado)
Da pena. Seamos sinceros, tras tanto páramo no es inocente mantener la ruta de este vaivén. Nuestras suelas no pueden tocar terreno aún; unos por desgana y otros por recelo no somos capaces de atemperar la ocasión. Y es normal, cada zapato en su querencia tiende a escorar su encono. Es el error quizá el único modelo entre estos sombríos y penosos hechos, y su coartada también. La palabra frecuenta caer de un lado y el miedo se transcribe en su piel. Todos desconocemos cuál es el dedo insensato que señala el juicio y sin embargo también sabemos agradecer de vez en cuando algo de luz .
Quién sabe nadie.
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